Por ello, prometo no reirme de las bicicletas plegables, ni de las de tres ruedas, ni de las chopper que llevan los dominicanos en Bravo Murillo, ni de las de inspiración rockabilly que suben y bajan por Fuencarral, ni de ninguna desviación inútil del simple concepto que engloba cualquier medio de locomoción propulsado por un una rueda a la que se aplica una rotación continua a través de una cadena accionada por una catalina unida a dos pedales. He dicho
Por San San Antonio
¡Amén!
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